Posiblemente la palabra que mejor define el estado de ánimo de la afición.
Es muy difícil asumir y digerir lo que ayer sucedió en Pucela.
No fue en Madrid, Barcelona o Valencia. Fue en Valladolid.

Y es frustrante que pasen las jornadas y los meses y que sigamos sin ver una victoria a domicilio de nuestro Equipo. Ayer no fue el árbitro, ni las lesiones, ni el estado del césped, ayer era el día y no fue.
Incomprensiblemente el Equipo se echa atrás después de una buena primera parte, y da la posesión y el mando del partido al rival. Incomprensiblemente se hacen los cambios en la recta final del encuentro, cuando bastante antes se pedía a voces un refuerzo en el centro del campo para recuperar el dominio y que diera oxígeno al grupo. Lo que para muchos parece evidente, a veces se convierte en un dilema, en un bloqueo o en problemas para leer el partido y anticiparse para que no suceda lo que ayer sucedió. Otros dos puntos en el camino, en un feudo propicio para ganar.

Ahora Europa League.
Después Osasuna en casa: partido VITAL de 6 puntos, porque la siguiente salida... ya saben.