O espesura, o tremenda vorágine de cambios y demarcaciones que al final desocoloca a casi todo el mundo.
Se hizo lo más difícil, marcar primero.
Luego con la actitud mostrada y con el acomodamiento que se apoderó de nuestros jugadores, pasó lo que casi siempre pasa, se juega con fuego y se quema uno.

La épica en el descuento o la fortuna o el saber estar no puede justificar las carencias de un partido malo, a priori la salida más sencilla de las tres. Mucho tiene que cambiar esta forma de juego, mostrada en los dos últimos choques. Toca redimirse en el Sánchez Pizjuán , el próximo Domingo, 12 horas.
Con Deulofeu y Denis, por favor...