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03/02/2016

La crónica de Antonio Fernández

En una mañana soleada y con mucho ambiente de fútbol, el Sevilla F.C. ganó de nuevo en su estadio, esta vez al Levante U.D.
Después de haber dispuesto de numerosas ocasiones claras de marcar y de haber convertido en gol las primeras ocasiones de cada tiempo de juego, un doble fallo ocasionó el acercamiento en el marcador de los granotas y algunos nervios en la grada que se disiparon con el golazo de Konoplyanka.
Este domingo amanecía brillante, con un sol que calentaba lo justo para poder ver el partido de forma cómoda y con la única duda de cómo iba a jugar el Sevilla sin tres de sus jugadores mas importantes. Las dudas se disiparon pronto porque todavía estábamos algunos sentándonos después de cantar nuestro himno cuando llegó el primer gol del Sevilla. Un gol a la antigua usanza, con apertura a la banda, donde el lateral centra con peligro para el remate de los delanteros. En esta ocasión, con algo de suerte, Iborra hizo una dejada con su espalda para que Gameiro fusilara sin piedad.

El gol obligaba al Levante a abrir sus lineas y Reyes encontró espacios para deleitarnos con pases magistrales que provocaban las numerosas ocasiones de gol de la primera parte. El fútbol del Sevilla no era brillante, como la mañana soleada, pero si muy efectivo a la hora de generar ocasiones de gol.
En la segunda parte parecía que iba a pasar lo mismo, ya que otra vez en el minuto 1 llegó el 2-0, que parecía el principio de una goleada sobre un Levante muy flojito en defensa. Pero no fue así. El equipo sesteó y en una jugada desafortunada, el Levante se acercó en el marcador. A partir de ahí el partido no fue lo mismo, ya que los valencianos pensaban que podían hacer algo mas y el Sevilla dio un paso atrás, cerrando la linea defensiva para no tener sorpresas, hasta que en un contraataque pudimos marcar el 3-1 que cerraba el marcador.
Con este resultado, el Sevilla sigue demostrando que Nervión es un campo donde los equipos contrarios sufren y no son capaces de aguantar la presión a la que les somete el Sevilla.
Y con todas las victorias seguidas que llevamos en nuestro estadio, el Ramón Sánchez Pizjuán se ha convertido en un campo de batalla inexpugnable.
Este Sevilla ha ganado también en credibilidad. Solo falta que esa credibilidad también genere victorias fuera de Sevilla. Nada tiene que ver este Sevilla con el que comenzó la temporada y estamos lanzados para poder hacer de nuevo un "temporadón". Todos los jugadores están muy metidos en la dinámica y eso hace que el que salga a jugar no desentone y que nadie sea imprescindible. El equipo sigue creciendo y con él la ilusión de todo el sevillismo que el próximo jueves tiene una nueva cita con la historia.

¡Vamos mi Sevilla, vamos Campeón!


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