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14/02/2016

La crónica de Luis Macías.

ADN SEVILLISTA!!

Sí señores, otra final. Una más. Pese a quien le pese. Ahí estamos en otra final. Sin ayudas, siendo un equipo antipático para muchos (aunque esto no es muy entendible por mi parte). Somos un club que nos lo guisamos y nos lo comemos nosotros solos, siempre a base de unión y sacrificio. Y no lo duden, somos un club envidiado, y a la vez, muy admirado.

El Celta de Vigo es un buen equipo de fútbol, con jugadores que le gustan rasear la pelota y un entrenador argentino con gusto por el juego ofensivo. Pero al Sevilla le encanta merendarse a este tipo de equipos, como el año pasado le pasó con el Villarreal. Son equipos con mucho pasesito, mucha posesión, pero a la hora de la verdad sucumben ante el Grande de Andalucía. Y esto es muy sencillo: dominamos el juego aéreo, tenemos más físico que ellos, y sobre todo tenemos un gen ganador del que ellos carecen, un gen ganador inoculado por Antonio Puerta en aquella semifinal con el Schalke, y que se ha incrustado en nuestro ADN para quedarse para siempre.

Dicho todo esto, se sufrió.

La primera parte parecía transcurrir sin sobresaltos. El Sevilla tenía controlado el encuentro, hasta que el Celta empezó a hacer daño por los laterales. Así llegó el primer gol en una buena jugada de Orellana que remató Iago Aspas en el segundo palo. Aún así, mucha tranquilidad; todavía tenían que hacer tres más, y el Sevilla tenía hechuras de gran equipo y de no arrugarse.

En la segunda parte, los pulsos se nos aceleraron a todos los sevillistas. Empezó a diluviar, cada balón que llegaba a Sergio Rico parecía más una liebre que una pelota de fútbol. El Celta intensificó su presión y toco a arrebato, y el Sevilla empezó a acularse. Llegó el segundo de Iago Aspas, que bien pudo llegar antes en una indecisión de Rico. En ese momento, muchos sevillistas nos miramos a la cara y dijimos “no puede serâ€. Pero no. En ese momento surgió nuestro gen ganador, además de la calidad, y emergió la figura del genio de Rosario – Don Ever Banega – para dos minutos después del gol celtiña dejar sentenciada la eliminatoria con un golazo.

Después hubo tiempo para la polémica, con un piscinazo de Guidetti que el colegiado pitó penalty. El mismo Guidetti falló el penalty. Pero ya daba igual, ya los sevillistas nos mirabamos sonrientes sabiendo que nuestro equipo estaba en OTRA FINAL. Hubo tiempo para que el empate en un jugadón de Vitolo que Konoplyanka remató a la red.

Sí señores, Disfruten. Algunos dicen que tenemos suerte, pero ya la suerte dura 10 años. No se dan cuenta que el secreto de nuestro éxito está en nuestro ADN y eso sólo lo puede comprender un sevillista.

Dami Iglesia Luna
14/02/2016

Magnífica crónica y sentimiento sevillista.

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