Otro partido en casa, otro decisivo, otra final que se escapa.
Multitud de llegadas y escasa pegada. Suerte nula.
El Levante sale vivo del choque incluso desaprovechando dos uno contra uno ante Varas. Y es que con menos llegada, el equipo valenciano ha dado una lección de efectividad cara a gol, focalizada en el héroe del año que va a permitir hacer historia a ese equipo: Arouna Koné.
Nuestro equipo pecó una vez más de juego previsible (casi siempre por bandas con centro de Navas) y una vez más se constató la fragilidad en la forma física de nuestros profesionales: dos nuevas bajas deja el parte de guerra, aparte del tremendo bajón físico de la segunda mitad que se está convirtiendo ya en algo habitual.
Independientemente de que se logre o no clasificación europea, es necesario reconducir estas dos situaciones incomprensibles que tanto daño nos están haciendo: IRREGULARIDAD y FRAGILIDAD en la forma física del plantel.

No olviden esto en la planificación de la temporada que viene, en la que ya estamos inmersos.