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16/12/2016

La Crónica de Luis Macías.

Después de la dolorosa y absurda derrota ante el Granada, el Sevilla se presentaba en Balaidos con la única idea de la victoria.
No cabía otra cosa si queríamos seguir en posiciones
champions. Y a fin que lo consiguió.
El equipo tiene empaque, el equipo tiene personalidad y el equipo cree en lo que hace.
Quien nos lo iba a decir en verano, después del verano más convulso desde agosto del 95, que a estas alturas el Sevilla iba a estar tercero en la Liga y clasificado para octavos de
Champions.
Muchos augurábamos un año aciago, un año de transición; pero no solo eso, sino que nuestras metas son aun más altas que en temporadas anteriores.
Este año tenemos entrenador, un entrenador que suma y no resta, un entrenador que se adapta al equipo, y no al revés. Este año tenemos portero, a sus excelentes condiciones este
año ha agregado la más importante en su puesto que es la seguridad. Tenemos unos centrales (Pareja, Rami y Mercado) más que aceptables. Tenemos dos carrileros en un estado de forma increíble, de los mejores de Europa en sus puestos. Nzonzi y Nasri son dos jugadores de mucha calidad, muy difícil que pierdan la pelota y a la vez defienden, ambos le dan un toque de distinción al equipo.
Tenemos a Iborra, jugador todo-terreno, capitán muy comprometido. En Balaidos fueron suyos los tres goles (hat-trick histórico).
Que no se me olvide el Mudo, jugador de mucha calidad aunque con poco fondo físico. Y tenemos a Vitolo….. (palabras mayores).
La delantera es, quizás, la parte del equipo que más cojee. Ni Vietto ni Ben Yedder acaban de arrancar. Todo equipo grande tiene que tener un matador que las meta, y ese es, quizás, el
último reto que le queda a nuestro socio nº88, encontrar ese finalizador que nos haga soñar con metas totalmente inalcanzables, ponerle la guinda a este buen pastel que se va cociendo.
Sería el último servicio que nos haría el “León de San Fernando†en su año de despedida (que
esperemos que no).
No fue fácil, a pesar del resultado final, el partido en Vigo. El Celta es un buen equipo, que sufre cuando tiene que jugar miércoles y domingo. Una vez que metimos el primero, ya
pudimos dedicarnos a lo que más le gusta a Sampaoli, que es defendernos con el balón.
La ilusión es máxima, y si los Reyes este año se portan bien, podemos SOÑAR… porque los sueños, sueños son.

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